La cala, también conocida como lirio de agua, es una planta herbácea originaria de Sudáfrica que se ha ganado un lugar especial en la decoración de interiores. Sus flores, comúnmente denominadas cala flor, destacan por su elegancia y aportan un toque de sofisticación y frescura a cualquier espacio. Además, es una planta relativamente fácil de cuidar, lo que la convierte en una excelente opción para principiantes y amantes de la jardinería.
Características de la cala
La cala (Zantedeschia aethiopica) es una planta perenne que puede alcanzar hasta un metro de altura. Sus hojas, grandes y de un verde intenso, tienen forma de flecha, mientras que sus flores, conocidas como cala flores, presentan una espata blanca que envuelve un espádice amarillo. Existen variedades con flores en otros colores como rosa, amarillo y naranja, ideales para quienes buscan opciones decorativas diferentes.
Cuidados básicos de la cala en interiores
Tener una cala dentro de casa no solo embellece el espacio, sino que también fomenta un ambiente más natural. Para que tu planta crezca sana y florezca abundantemente, ten en cuenta los siguientes cuidados:
Luz
La cala necesita luz indirecta brillante. Es recomendable colocarla cerca de una ventana donde reciba iluminación adecuada, pero sin que el sol directo alcance sus hojas y flores, ya que esto podría quemarlas. En climas más cálidos, es mejor ubicarla en un lugar con semisombra.
Temperatura
Prefiere temperaturas moderadas, entre 14 y 20 °C. Es importante protegerla de corrientes de aire y evitar cambios bruscos de temperatura. Durante el invierno, si el ambiente es muy frío, conviene trasladarla a un lugar más cálido dentro del hogar.
Riego
La cala requiere un riego abundante durante su periodo de crecimiento y floración, manteniendo el sustrato húmedo, pero evitando encharcamientos. En invierno, durante su fase de reposo, se debe reducir el riego considerablemente para evitar problemas como la pudrición del rizoma.
Humedad
Al ser originaria de zonas húmedas, la cala se desarrolla mejor en ambientes con buena humedad. Pulveriza agua sobre sus hojas de vez en cuando o coloca un plato con piedras y agua debajo de la maceta, asegurándote de que la base de la planta no esté en contacto directo con el agua.
Sustrato y abono
El sustrato ideal para la cala debe ser rico en materia orgánica y con buen drenaje. Una mezcla de tierra de jardín, turba y arena funciona muy bien. Durante la temporada de crecimiento, abona cada 15 días con un fertilizante líquido para plantas de flor, siguiendo las indicaciones del producto.
Reproducción de la cala
La reproducción de la cala es sencilla y se puede realizar mediante división de rizomas o por hijuelos. La división de rizomas es el método más común. Se realiza al final del invierno o principio de la primavera, separando los rizomas con cuidado y plantándolos en nuevas macetas. Este proceso es una excelente manera de multiplicar tus plantas y compartirlas con otros amantes de la jardinería.
Beneficios de tener una cala en casa
- Decoración natural: Las calas son ideales para añadir un toque de elegancia y frescura a cualquier espacio.
- Facilidad de cuidado: Con unas pocas atenciones, la cala florece y se mantiene saludable durante mucho tiempo.
- Versatilidad: Se adapta bien tanto a interiores como a exteriores protegidos, lo que la convierte en una planta muy práctica.
Tener una cala dentro de casa no solo transforma el ambiente con su belleza, sino que también fomenta la conexión con la naturaleza, aportando serenidad y estilo a tu hogar. ¡Anímate a incluir esta maravillosa planta en tu colección!
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Conclusión
Tener una cala dentro de casa es como traer un pedacito de naturaleza refinada al interior de tu hogar. Su belleza sencilla y su versatilidad para adaptarse a distintos espacios la convierten en una compañera ideal para quienes buscan una planta decorativa sin complicaciones. Además, cuidar de una cala no solo embellece el espacio, sino que también fomenta momentos de conexión con la naturaleza, reduciendo el estrés y promoviendo el bienestar.
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